lunes, 28 de septiembre de 2020

Mis vacaciones más deportivas

1
Scooter Repair es una tienda que vende y repara patinetes eléctricos en La Coruña. Yo la conocí por mi hermana. Se me había fastidiado el patinete y estaba pensando en tirarlo. Mi hermana me dijo que me lo podían arreglar en esta tienda de la calle Fernández Latorre. Así fue. Quedé muy contenta con su buen hacer.

La tienda no lleva mucho tiempo abierta al público. Todavía huele a nueva. Es una tienda pensada para triunfar. Sus dueños saben que el patinete eléctrico se ha convertido en el vehículo de moda en La Coruña. Aprovechan el tirón de los patinetes para vender componentes para los propios patinetes y también para los longboards o monociclos. Completan su negocio con una pequeña colección de sudaderas inspiradas en el apasionante mundo del patinete.

Yo aproveché para tunear un poco mi patinete. Me pusieron unos neumáticos más grandes. Ahora el patinete me resulta mucho más cómodo. También le puse una canasta delante para meter el bolso. Estoy utilizando un montón el patinete. Me resulta más cómodo cuando voy a trabajar que el bus e incluso más comodo que mi coche particular. El patinete es muy manejable. El mio pesa unos 12 kilos. Cuando llego al trabajo, lo plego y lo subo para oficina.

Os recomiendo el buen hacer de Scooter Repair, una tienda especializada en la movilidad urbana sostenible. Tienen patinetes por menos de 400 euros. Cualquiera puede comprar un patinete. Comprar un coche es más difícil.

También os recomiendo comprar casco para ir en patinete. En Scooter Repair tienen un surtido bastante amplio de cascos para patinetes. La seguridad es muy importante. El patinete no deja de ser un pequeño vehículo con una autonomía de unos 25 kilómetros. Es como si fueras en moto, pero más cómoda y más lenta. Para desplazamientos urbanos tiene mucho éxito. Yo también lo he usado en zonas rurales. No es lo mismo. El patinete es un vehículo de ciudad. A mí me vale para librarme de atascos y olvidarme del problema del aparcamiento.
2
La ruta de los cuatro castillos es un itinerario que va desde el castillo de Moeche hasta el castillo de Nogueirosa, en la provincia de La Coruña. Nosotros la hicimos con mi suegra, una gran conocedora de esta zona de rincones entrañables.

Salimos de la fortaleza de Moeche, perfectamente rehabilitada, y nos fuimos andando hasta la iglesia y cruceiro de San Xurxo. A mi marido le gustó mucho un hórreo que había allí. Nada del otro mundo. En Galicia abundan los hórreos, era donde los lugareños guardaban las cosechas. Fue un acierto ir en bicicleta. Las pistas están ideales para meter las bicicletas de montaña. Mi marido quería quedarse en un alberge rural que hay por la zona. Le dije que yo había la ruta y me iba. Después de una ruta de senderismo en bicicleta una necesita unos días de ciudad.

La ruta ya no es tan rural como fue. Lo ves en las construcciones. Decía mi suegra que muchos hórreos pasaron a mejor vida. La gente joven no quiere hórreos en sus propiedades ni de adorno. Sólo vimos un par de hórreos bonitos y bien cuidados. Los demás estaban medio abandonados y el feísimo urbanístico se había instalado en ellos.

Hicimos otro alto al llegar al castillo de Moeche. Había una hornacina con un Cristo dentro en medio del campo. Mi suegra se arrodilló y se puso a rezar. Está así de loca la pobre. Mi santo poco mejor está. Me propuso sacarnos unas fotos delante de la hornacina. Le dije que ni borracha de vino. Su madre, en cambio, aceptó la sesión de fotos. En las proximidades de la hornacina descubrimos otra cruz pequeña. Me interesó más el molino. Parece que nuestros antepasados, además de rezar, pensaban en comer.

Seguimos con las bicicletas pasando Penas Albas. Después de una subida que me quitó el aliento, llegamos a una cantera abandonada. Es enorme. Debieron quitar de allí granito para hacer todas las casas de la zona. Mi suegra propuso merendar. Le había vuelto la cordura. Sacamos los bocadillos de las mochilas y comimos pan con chorizo a las orillas del arroyo Fraga.

Nuestra excursión acabó en una aldea que se llama la aldea de Pico. Llevábamos cinco kilómetros encima de las bicicletas. Ni uno más me dije. Mi marido quería subir la cumbre del monte Ferreira. Se quedó solo en el deseo. Las niñas no querían pedalear más y mi suegra tampoco. Tuvo que claudicar.

Os recomiendo la Ruta de los Cuatro Castillos. Va desde Moeche hasta el pie de un pico de leyenda, la cumbre del monte Ferreira. Es una ruta mejor para hacer en bicicleta de montaña que andando. Desde luego, no vale para coche. En el último tramo no puede pasar ningún coche.
----------------------